sábado, 11 de febrero de 2012

DESATENCIONES Y ATENTADOS EN EL PATRIMONIO MONUMENTAL DE CORIA
 
        Posee Coria un patrimonio histórico-artístico monumental de lo más rico de toda Extremadura, lo cual es mucho decir, dada la abundancia y calidad del mismo en una región que atesora legados extraordinarios desde la más remota prehistoria hasta la actualidad.
        
        Las murallas romanas de los siglos III-IV de nuestra era, la catedral gótica, los palacios y castillo renacentistas, las iglesias, cárceles religiosa y civil, las casonas barrocas y neoclásicas, se alternan en una conjunción envidiable, en medio del caserío laberíntico, lleno de encrucijadas en su Casco Histórico, tan singular.

        Los muros de piedra granítica primorosamente tallada se alterna con las paredes encaladas, y se levanta el conjunto sobre unas calles preciosistamente empedradas, con cantos encajados en rigurosa posición vertical, que lo dotan de firmeza y grandes líneas sinuosas.

        Alzada a la orilla del río Alagón (que desvió su curso, alejándose, pero conservando de testigo a un hermoso puente que nos conduce al camino que penetra, rodeándolo, en el corazón del Casco Antiguo), Coria ofrece desde lejos la grandeza de su monumentalidad y desde cerca ese conjunto enciclopédico del arte.

        Pero no todo pueden ser alabanzas para un viajero que busca el encuentro con casi 2.000 años de historia y arte alzados con tan sobrecogedora magestad. Las heridas que a la vez nos hieren se han ido produciendo a lo largo de los años en su hermosa muralla de forma casi irreversible, y más cercanamente como horribles tatuajes por distintos inmuebles que precisan de una decida actuación.


        En el primero de los casos, inexplicables ventanas, con sus rejas y balconadas, han sustituido sillares de los muros romanos, para "dar vista" a palacetes y casonas adosadas en el interior. O levantamientos de muretes de mampostería coronan buena parte de esa fortificación romana, ahora arruinados, cochambrosos, como parte de la misma ladera, donde se acumulan los escombros.

        En el segundo casos están las improntas de los nuevos artistas que han pintarrajeado la misma base de la Torre del Homenaje del Castillo del Duque de Alba, los muros y poyetes de la Catedral o la Casa-Palacio del Duque de Alba vecina (tan en ruina irreversible en gran parte, como otros palacetes). Otros "artistas" han grabado a punzón las paredes del Antiguo Ayuntamiento, con una acumulación obsesiva que no deja en un fragmento inmenso de uno de los paños laterales el más mínimo espacio sin sus tatuajes.
¡A gritos pide el mínimo sentido del arte, de la historia, del respeto al legado patrimonial, una actuación que elimine adosados; tape absurdos huecos enrejados; adecente alrededores y recomponga espacios ruinosos y cochambrosos, sobre todo en los paños de la muralla romana que da vistas al Alagón; elimine graffitis y grabados; recoja escombros y rehabilite edificaciones nobles envilecidas por la desidia y el olvido!


        El Casco Histórico de Coria es una joya necesitada de una limpieza a fondo que le devuelva su esplendor. El esplendor de su brillante antigüedad romana, su majestuosa impronta medieval, su elegante huella renacentista: su libro de Historia y Arte con mayúsculas, ahora con tantas páginas quebradas, como -por otra parte- tantas poblaciones que relucieron en múltiples períodos del pasado y ahora muestran una doliente decadencia.

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