jueves, 23 de febrero de 2012


LA MADRE DEL EMIGRANTE


En el año 1975, en un viaje juvenil a Gijón, a donde fueron tantos emigrantes del sur español por los años de bonanza que ahora se apagaban, vi una escultura gigantesca en bronce que me impactó: “La madre del emigrante”, enclavada en el Paseo Marítimo, al  extremo del mismo llamado “El Rinconín”.

Allá, donde por entonces llevaba cinco años “ondeando” al viento la figura escuálida, toda de luto, estilizada en su dolor, perfilada en sus huesos de vida trabajada, llamaban a esta sufrida víctima de la emigración “La Lloca del Rinconín”. Algunos se avergonzaban con su presencia de toque impresionista en cuanto a la técnica del acabado lleno de sugerencias, sin remates clasicistas en el conjunto, pero con un hondo sentido expresionista en el mensaje transmitido: todo dolor, todo desolación, todo esperanza ya perdida.

Más tarde leería un cuento memorable del portugués Trindade Coelho, “Última Dádiva” (incluido en el libro “Os meus amores”), y allí estaba de nuevo esta madre, padre en la ocasión del relato, que ve marchar a su hijo para Brasil, despidiéndolo al borde del mar, con el presentimiento de que nunca más lo volverá a ver: “o pobre abandonou o areal e se foi, sempre a chorar, tiritando ao frio da sua desgraça, como a um vento agudíssimo do pólo, na direcção do horto silencioso…”. 

O aquel otro, con la madre también protagonizando la tragedia, “O filho”, incluido por su autor -Fialho de Almeida- en su colección de narraciones “O País das Uvas”: el hijo muere por accidente durante su viaje de vuelta del Brasil, donde no consiguió hacer fortuna, lo que lleva a la anciana (“baixa a cabeça trémula e gelada, e pequenhina, acocorando-se mais por entre o tumulto daquela gente alegre, ei-la caminha a cambalear como uma bêbada”) a la desesperación absoluta y también a una muerte brutal.
Hay mucha literatura portuguesa (como de tantas partes, incluyendo España: Rosalía de Castro, Felipe Trigo, Rodrigo Rubio…) de la temática, que tan magistralmente plasmaron estos dos autores de finales del siglo XIX. Yo destacaría -finalmente, por no plagar de citas este comentario- la novela “Emigrantes”, del gran narrador de primera mitad del siglo XX Ferreira de Castro, donde el “sueño de las Américas”, el abandono de la familia para buscar un futuro lejos de la miseria, no trae más que nueva y más alta miseria todavía, separación, desgarro, retorno fracasado, mayúscula amargura. Deja patente, como todos ellos -y esta vez de manera expresa- la denuncia: “De altivo, berrante, orgulhoso, só o palacete do Nunes, que enriquecerá sem ir a nenhum dos países da América, que enriquecerá com os que tinham ido e por lá ficaram, entregues aos acasos da sorte, ou haviam regressado pobres, desiludidos e gastos como Manuel da Bouça”.

Volviendo al monumento del escultor Ramón Muriedas: ¡Jamás unos ojos tan profundos, una mano en doliente soledad, un cuerpo plantado firme en tierra mientras sus andrajosos ropajes se mueven como banderas derrotadas por el viento!


Gijón, Asturias, como toda la Cornisa Cantábrica, sabe muchos de aquellas migraciones ultramarianas que eran “a vida o muerte”. Y algunos encontraron la fortuna, pero la mayoría quedó enterrada en la frustración y la derrota, en la separación de las familias para siempre, o en el retorno fracasado, de mortales heridas incurables.
¡Cómo lo ha expresado esto el político, escritor, dibujante Castelao, con esas viñetas que son todo un tratado de lo que significó la emigración! En sus denuncias dibujadas, de frases lapidarias al borde de las mismas, también la madre, sufriente, resignada, silenciosa, vuelve a significar el sacrificio, el protagonismo pasivo de una historia que llena nuestras páginas. Que las llenó durante siglos, incluidas las de las conquistas de la Edad Moderna; las de las sueños americanos tras las independencias nacionales, necesitadas de pobladores europeos; las de los años del desarrollismo del siglo XX, que fueron de enorme desbandada; los actuales, en que nosotros también hemos recibido tantos sueños venidos de las tierras más remotas: tiempos en los que se inaugura otra nueva salida de los nuestros, esperanzada también, mejor comunicada virtual y mecánicamente, pero siempre espinosa si es forzada.

Queda otra vez el símbolo de la “Lloca del Rinconín” en nuevas madres, nuevas familias separadas. A ver si las lecciones del pasado nos enseñan a darle a esos adioses desgarrados un adiós de proyectos en los que el ser humano no sea una mera mercancía.

2 comentarios:

  1. Buenos días,estimado amigo y paisano Moisés; como he visto por Facebook que tratas el tema de "la madre del emigrante", que ambientas con esa bella, gigantesca y expresiva estatua de una madre que despide dolorosamente a sus hijos que emigran y se separa de ellos "como uña de carne" (según el "Mío Cid"), y que ya conocía porque tengo en Gijón unos paisanos que la enviaron hace tiempo, quiero introducirte en tu blog un poema ya antiguo que compuse a una vecina viuda y con cinco hijos eigrantes, se quedó solita y yo fui su "secretario" para escribirle las cartas a sus hijos. Cuando murió, le compuse este soneto en homenaje, Un abrazo extremeñamente fraterno de tu amigo
    Wenceslao Mohedas Ramos
    Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona

    A LA MADRE DE UNOS EMIGRANTES
    EXTREMEÑOS

    Como una triste sombra dolorida,
    sentada en un rincón la pobre anciana,
    por cada pena, le salió una cana
    y por cada hijo que emigró, una herida.

    En un trozo de noche convertida,
    envuelta en un mantón de negra lana,
    va gastando sus años con desgana,
    ¡ ya no siente el latido de la vida !

    Es ya sólo recuerdo sin consuelo,
    arrugada materia atormentada,
    nubecilla de tela sobre el suelo.

    Ya espera solitaria y resignada
    - más lejos de la tierra que del cielo -
    su retorno a la sombra y a la nada...

    Wenceslao Mohedas Ramos

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    1. Wenceslao, ya conocía este magnífico poema tuyo, que lo tengo guardado en mi carpeta de "pendientes" para comentar pronto. Te agradezco mucho que lo hayas puesto ahora en el blog, porque enriquece el trabajo que presento.

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