sábado, 18 de febrero de 2012


PERDIDA LA FE, NOS QUEDA EL CARNAVAL



¿Cómo decir que he perdido la fe,
que ya no creo
en las mágicas noches en que las chimeneas
se llenan de regalos
que transportan alegres y orondos reyes magos?

¿Cómo decir que he perdido
 la heredada esperanza
en aquel dios benévolo
que perdonaba todos los pecados
y nos llevaba, finalmente, al reino de los cielos?

Y he perdido el empuje
de la bandera solidaria
que nos iba a llevar a un mundo sin ultrajes,
a un mundo de igualdad
y generosa comunión.

Todo el candor se fue
como se van los almanaques de los años
y solamente queda
la farsa, el tatuaje, el jolgorio burlesco,
los disfraces,
la gracia irreverente
y fiel del Carnaval.

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