viernes, 18 de enero de 2013


OPINIÓN. Periódico hoy

MOISÉS CAYETANO
El español (Gobierno central, autonómicos, locales…) es un ejemplo de vanguardia en copiar la fórmula de la compañía de bajo coste, sentándose en los primeros bancos de la misma escuela los demás mediterráneos: Portugal, Grecia e Italia
Al viajar en la compañía de “vuelos baratos” Ryanair he terminado de comprender lo que significa ahorrar gastos a toda costa, para -obteniendo jugosos beneficios el promotor- ofrecer unos servicios casi al filo de lo imposible.
Escaso personal de tierra para facturación y embarque; azafatas y azafatos que cuando vas entrando en el avión se apresuran por terminar de limpiar mínimamente ellos mismos el interior; asientos aptos únicamente para los que se someten a rigurosas dietas de adelgazamiento; falta de asignación de lugares; necesidad de colocar el equipaje de mano en cualquier parte al no disponer de mínimo espacio; nada de folletos explicativos de seguridad (sino pegatinas en los respaldos); continuo machaqueo durante el vuelo de publicidades de compra para cualquier tipo de producto comestible, bebible, de recuerdos, etc., con los molestos carritos de por medio, impidiendo moverse a los pasajeros; horarios siempre “aproximados”… Por no hablar de la casuística de los aterrizajes de emergencia debido a lo justo del combustible almacenado, que no puede abordar esperas en el aire por saturaciones, niebla, etc.
Un sinfín de detalles que dan al traste con lo que “antes” era la bandera de los viajes aéreos: seguridad, comodidad, prestaciones de bienestar, amabilidad.
Pues ese modelo chapucero, que “arrebaña” por todos lados y que además no es tan asequible para los bolsillos como en un principio se espera (siempre hay desembolsos complementarios no bien aclarados), está siendo fielmente copiados por un buen número de estados, a resultas de la crisis económica en que estamos empantanados.
El español (gobierno central, autonómicos, locales…) es un ejemplo de vanguardia en copiar la fórmula de la compañía de bajo coste, sentándose en los primeros bancos de la misma escuela los demás mediterráneos: Portugal, Grecia e Italia. El Fondo Monetario Internacional, la propia Unión Europea, nos han entregado los apuntes de la aerolínea irlandesa y estamos dispuestos a sacar nota en el examen: drástica congelación del empleo público; recortes en sanidad, educación, fuerzas de seguridad, prestaciones por desempleo y pensiones de jubilación; menos montantes salariales, más horas de trabajo, prolongación de la edad de retiro laboral, flexibilidad holgada en los despidos con ridículas indemnizaciones, así como penalización por bajas de enfermedad… y un largo etcétera que se irá haciendo más largo cada vez, como ocurre con la cola del paro.
O sea, la fórmula Ryanair: política de ahorro a base de tensar la cuerda por el lado de los trabajadores y recortar servicios generales, que en nuestra sociedad llamábamos “Estado del Bienestar”. Lo cual no obsta para que la cuenta de resultados de los que están en la cúspide “del invento” se vaya abultando al ritmo que lanzan sus medidas: nunca hay más formación de grandes fortunas -minoritarias, concentradas- que en las épocas de crisis.
Lo que avanzamos en línea ascendente tras la Segunda Guerra Mundial (con aviones más cómodos y seguros, de mayores prestaciones; con estados más protectores, avalando la sanidad-educación-seguridad-bienestar), se nos está viniendo a pique en los últimos años.
Como se siga apretando y arriesgando más, como se le consienta continuar por el camino emprendido, algún día Ryanair tendrá una tragedia ya más que advertida. Nuestros estados -orgullosos en su día de los “avances irreversibles”-, por su parte, quedarán reducidos a meras maquinarias ejecutoras de los intereses dictados desde la gran Banca internacional, grandes “jugadores” de la Bolsa y especuladores en general: otra tragedia que se cobra cada día víctimas, en medio de la impotencia, el desamparo, de una cada vez más nutrida mayoría.

1 comentario:

  1. Mi estimado amigo y paisano Moisés, acabo de leer tu acertado, sensato y clarividente artículo de lo que está ocurriendo en nuestra sociedad actual por causa de la crisis... He encontrado muy acertada la identificación entre una compañía aérea de bajo coste y un estado / país de bajo coste y las trágicas consecuencias a las que puede conducirnos tanto recorte y estrechez de las hiperbólicas medidas de austeridad. Mi enhorabuena por este artículo y un abrazo extremeñamente fraterno de
    Wenceslao Mohedas Ramos.
    Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona.

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