jueves, 14 de noviembre de 2013

UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA
Mi edad tenía Luis Cernuda cuando murió en México, D.F., el 5 de noviembre de 1963, hace ahora cincuenta años. Poeta del amor y del dolor; de la injusticia y de la incomprensión; de la profunda sensibilidad y la armonía… es siempre un referente al que volver. Volver como él no pudo a la tierra que en su exilio añoró tanto.
Vale la pena recorrer su vida y obra, comentarios y críticas, en este enlace que transcribo:
Pero yo ahora quisiera, brevemente, acercarme a su grandeza poética y vital, a través solamente de un poema que es todo un monumento al arte  y al estremecimiento humano del desgarro. Ese inolvidable Un español habla de su tierra, donde con un ritmo sosegado, con una dulce cadencia pegadiza, nos conduce al recuerdo más íntimo y a la denuncia más explícita; a las vivencias cotidianas que se pierden y lo irreversible del trauma del exilio, que congela la vida:
Las playas, parameras
al rubio sol durmiendo,
los oteros, las vegas
en paz, a solas, lejos;
los castillos, ermitas,
cortijos y conventos,
la vida con la historia,
tan dulces al recuerdo.

Ellos, los vencedores,
caínes sempiternos,
de todo me arrancaron,
me dejan el destierro.

Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.

Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.

Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿qué ha de decir un muerto?

 Paco Ibáñez lo musicó y cantó con maestría, siendo para mí uno de sus logros mayores entre los muchos que ha tenido interpretando a múltiples poetas. Escucho con frecuencia dos versiones de ese mismo poema en boca del cantautor: magníficas ambas, pero sutilmente diferentes.
Pongo el enlace de las dos: aprecio en la primera, de 1969, una voz -juvenil, claro- donde se nota una llama de esperanza, el aguardo de tiempos que irían a cambiar las situaciones…; en la segunda -reciente-, la voz más resignada, escéptica, pasada por el tamiz del desengaño en el reverso de la historia. ¿Acaso vaya así aún más en consonancia con la esencia profunda de los versos?
(Paco Ibáñez en el Olimpia de París, diciembre de 1969)
 (Paco Ibáñez, actualidad)

¡Cincuenta años no es nada! Luis Cernuda seguro que volvería a firmar hoy con las mismas palabras el poema!

Moisés Cayetano Rosado

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